lunes, 23 de noviembre de 2009

NOTA BRIGADIER LAMI DOZO TODO EL PAIS ESTUVO EN GUERRA

domingo 22 de noviembre de 2009

EN 1982 TODO EL TERRITORIO NACIONAL ESTUVO EN GUERRA: El Brigadier General Basilio Lami Dozo admitió que después de Malvinas se iba a atacar a Chile.


Fuente: Diario Perfil (Buenos Aires).
El observador
“Después de Malvinas, iban a atacar a Chile”
Por H.D.

Lami Dozo. Habló, pero no quiso ser fotografiado.
El brigadier general (R) Basilio Lami Dozo dice que a las Fuerzas Armadas “no les gustó el referéndum” que convocó el presidente Raúl Alfonsín para terminar con el conflicto del Beagle, ya que “era una forma de decir: ‘Se equivocaron las instituciones armadas’”.

Ex miembro de la última Junta fue uno de los principales negociadores argentinos que trató de convencer a Augusto Pinochet de llegar a un entendimiento y evitar una guerra entre ambos países. Así, en una de las reuniones que mantuvo con sus pares chilenos, cuando era secretario general de la Fuerza Aérea, surgió la idea de convocar al Papa como mediador.

—¿Cómo se involucró en la negociación?

—Pinochet demoraba en dar la fecha para la reunión de Puerto Montt, entonces la Junta me mandó a hablar con él. Tomamos el té en Punta Arena. Fue un encuentro muy secreto. Yo iba con una misión bien clara: que se hiciera esa reunión.

—¿Qué le dijo?

—Charlamos más de dos horas. Primero me dio una lección de geopolítica, me hizo un panorama de cómo es Chile en el mundo y en Sudamérica. Antes de terminar el té, le dije: Tengo que llevar un mensaje a la Junta. “Dígales que nos vamos a reunir en Puerto Montt, pero tengo un frente interno que quiere el conflicto”. Le respondí: “La Argentina también lo tiene”.

—En Puerto Montt, hubo un incidente ¿qué pasó?

—Le había pedido al viejo (le decía así) que ninguno de los discursos públicos que se hicieran en la reunión fuera agresivo. El, por la presión del frente interno, hizo uno muy agresivo. Yo lo miraba a Videla y le decía a Bignone: “Que no se levante el general, que la aguante”, porque era para irse. Después, le contestó bien, como diciendo: Acá tenemos que poner paños fríos.

—De allí, salieron las reuniones de secretarios generales ¿Qué negociaban?

—Buscábamos una solución diplomática al problema. En un encuentro en Valparaíso a mediados de 1978, dijimos: “Ni ustedes ni nosotros podemos ceder porque tenemos un frente interno que no nos deja. ¿Qué les parece una mediación?” Salieron cuatro nombres: la reina de Inglaterra, el presidente de los Estados Unidos, el rey de España y el Papa. ¿Por qué no el Santo Padre, si somos dos países católicos? Cuando volvimos a Buenos Aires, le comentamos a cada comandante en jefe lo que habíamos hablado.

—¿Qué les respondieron?

—Los tres dijeron que estaban de acuerdo en intentar una mediación con el Papa, nada más. Ahí, Videla le encargó al embajador Moncayo que se fuera urgente al Vaticano.

—En el interín, se reunió con Pinochet, ¿de qué hablaron?

—La Junta me mandó en noviembre, antes de iniciar las operaciones. Me reuní con él en el Palacio de la Moneda. Ese fue el encuentro más secreto que tuvimos. Hablamos de que no podíamos enfrentarnos, que teníamos que bajar el tenor de los trascendidos que daba cada gobierno. Cuando llegué a Buenos Aires, me encontré con el “Cachorro” Menéndez que me quería comer vivo. “Ustedes son los de la birome”, me dijo.

—¿Por qué lo eligieron como mediador?

—Porque el Ejército y la Marina no se tenían confianza. Si era Bignone, la Marina iba a sospechar que había un arreglo entre los ejércitos, y si era Fracassi, pensaban que había un acuerdo entre las armadas. En cambio, los de la Fuerza Aérea no íbamos a hacer nada por detrás.

—¿Qué posibilidades tenía la Argentina de ganar una guerra?

—Yo no tenía la certeza de ganar. Les dije a los del Ejército que nos iban a dar una cachetada de entrada y llegarían a Río Gallegos. Ahí sí, la Argentina, que era mucho más potencia, los volvería despaciosamente hasta la cordillera. Eso iba a costar mucho dinero y vidas. Iba a ser una masacre y una guerra larguísima.

—¿Qué pensó cuando se enteró del Operativo Soberanía?

—Me pareció una locura total.

—¿Cuál fue el planteo de la Fuerza Aérea?

—La mediación con el Papa, otra no había.

—¿Qué opinaban las otras Fuerzas?

—El Ejército tenía un grupo de halcones (Menéndez, Suárez Mason, Riveros) y la Marina estaba toda metida, pero nunca consiguieron el respaldo de la Fuerza Aérea.

—No iban a poder negarse…

—No, en absoluto. Ibamos a intervenir, no hay duda. Pero nuestra estrategia era demorar la iniciación de las operaciones hasta que viniera el delegado papal.

—¿Cuál era su plan de guerra?

—Atacar y partir a Chile en dos partes, un poco más bajo de Puerto Montt, por la zona de Neuquén. La Fuerza Aérea iba a apoyar esa incursión.

—¿Cómo vivió los momentos previos al 22 de diciembre?

—Cuando me dijeron que habían designado al cardenal Samoré y que venía urgente a la Argentina, respiré. La mediación papal no le gustó a muchos dentro de las Fuerzas Armadas, incluso en la Fuerza Aérea. Había un grupito que quería el conflicto.

—¿Quién estaba mejor preparado para la guerra?

—En el Ejército, inicialmente, estaban mejor ellos porque tenían más unidades móviles, pero, después, el nuestro iba a recuperar, por peso. La parte aérea era muy nivelada y la Marina chilena era mejor que la nuestra.

—¿Cómo recibieron la visita de Samoré?

—Cuando llegó a Buenos Aires, el canciller Pastor lo invitó a conocer el Palacio San Martín, que tiene un gran mapa de Sudamérica en el Salón Dorado. El nuncio Pío Laghi lo acompañó y le mostró el cuadro: “Vio eminencia lo que es esto, un bife angosto: la carne es la Argentina y el hueso es Chile”. Los tres secretarios generales estábamos detrás de ellos y lo escuchamos. Entonces, les dije a Fracassi: “Negro, perdimos”.

—¿Cómo estaba el conflicto cuando asumieron?

—Bastante quieto. La guerra había quedado de costado, pero no del todo. Además, venía el eclipse del Proceso y teníamos otros problemas mucho más serios. Después, vino en seguida Malvinas.

—¿Lo del Beagle quedó rezagado?

—Sí. Hablé con el comandante en jefe de la Fuerza Aérea chilena y le dije: “Si llega a haber un conflicto por Malvinas, lo único que te pido es que no mandes medios ofensivos aéreos al Sur, porque vamos a tener problemas, y te voy a atacar con todo lo que cuento ahí”. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra. Para colmo, Galtieri dijo en un discurso: “Que saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.

—¿Iban a atacar Chile después?

—Exacto. Después de Malvinas, iban a atacar a Chile.

—¿Qué pensó cuando Alfonsín convocó al plebiscito?

—Dije: va a ganar.

—¿Qué votó ese día?

—No voté en ninguna elección desde que dejé de ser comandante en jefe. La última vez fue en la que ganó Alfonsín y no lo voté a él, por supuesto.

—¿A quién votó?

—A Luder, a pesar de ser antiperonista, porque era mucho más factible llegar a un entendimiento con él. No hubiera habido juicio a las Juntas con Luder.

Repercusión internacional: El Brigadier Basilio Lami Dozo afirmó que Chile iba a ser atacado después de la guerra de las Malvinas.