jueves, 28 de mayo de 2009

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DE MALVINAS

Consecuencias de la Guerra de las Malvinas
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Port Stanley (Puerto Argentino) en 2003. Catedral de la Iglesia de Cristo
Un cuarto de siglo después, la normalidad reina en las Islas Malvinas (llamadas en inglés Falkland Islands). Para su población, la guerra de 1982 no es más que un funesto recuerdo. No obstante, años después de firmadas todas las paces, estrechadas todas las manos y caídos todos los políticos que la protagonizaron, algunos indicios permiten observar que no se trata de un dominio colonial más. La guarnición británica en el archipiélago es singularmente numerosa, la pista del pequeño aeropuerto ha adquirido tamaños más propios de un aeropuerto internacional y un discreto dispositivo antiaéreo y naval barre apaciblemente mares y cielos.
Para el pueblo británico y la opinión pública internacional, el «oscuro asunto de las Malvinas» está esencialmente olvidado. Entre el pueblo argentino, en cambio, son mayoría quienes siguen considerando que las Malvinas son argentinas.
La Guerra de las Malvinas fue el primer conflicto aeronaval moderno en que se enfrentaron armas de alta tecnología de igual a igual. Fue un enfrentamiento entre dos naciones occidentales, aliadas de Estados Unidos en la Guerra Fría que se libraba por aquel entonces. Se violaron tratados, se cometieron excesos, hubo guerras secretas paralelas. La Guerra de las Malvinas tuvo consecuencias.
Contenido[ocultar]
1 Consecuencias militares
2 Consecuencias políticas
3 Los secretos sin contar
4 La amenaza nuclear contra Argentina
5 El uso de cargas de profundidad nucleares
6 Referencias
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Consecuencias militares [editar]
SALDO GENERAL DE LA GUERRA DE LAS MALVINAS
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La Guerra de las Malvinas reveló que en entornos costeros, la guerra aeronaval no había variado gran cosa desde la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de buques hundidos se perdieron a manos de aviones realizando «pasadas» con bombas, cohetes y cañones. Esto condujo a la implementación de poderosos medios de defensa terminal antiaérea en los buques de las siguientes décadas.
El misil ya era un arma apreciada en 1982, pero a partir de ese momento adquirió una relevancia enorme tanto en sus variantes aéreas como de superficie. En particular, la letal eficacia demostrada por los Exocet en lucha antibuque como la demostrada por los Sidewinder en combate aéreo influyó decisivamente en la mentalidad militar mundial. Todos los buques de guerra posteriores a 1982 llevan algún tipo de defensa antimisil, aunque ésta nunca se haya demostrado demasiado efectiva.
Se puso en evidencia que el concepto de «proyección de fuerza» era especialmente válido, pues pueden producirse conflictos imprevistos que no se libren en las inmediaciones del propio territorio o países aliados.
Quedó nítidamente demostrada la eficacia de los submarinos modernos a la hora de contener a una flota enemiga. La carencia de submarinos modernos por parte de Argentina y su disponibilidad por parte del Reino Unido fue decisiva para otorgar a este último el dominio del mar.
La vulnerabilidad de los buques británicos frente a los ataques aéreos por parte de la aviación argentina resultaron en una dura enseñanza no solo para el Reino Unido, sino para casi todas las fuerzas navales del mundo, que vieron la necesidad de modernizar los radares y las defensas misilísticas de sus buques con nuevas protecciones como el sistema de defensa en zona.[1]
Se demostró que aviones caza modernos subsónicos pero con electrónica de punta (medidas, contramedidas electrónicas y misiles aire aire) y pilotos bien preparados (Harrier británicos) eran superiores sobre aviones cazas supersónicos de alta velocidad pero con una electrónica más antigua y misiles de primera generación Matra 530 y Magic I (Mirage argentinos). A pesar de esto los Harrier no lograron alcanzar la superioridad aérea por la notable actuación de los pilotos argentinos, reconocida mundialmente. Los Mirage y los Skyhawk siempre operaron desde el continente por no poder operar desde la pista de Puerto Argentino, esto limitó las capacidades de carga de armamento y combustible ya que debían volar 500 millas sobre el mar para atacar a los buques británicos y otras 500 millas para volver al continente. Por esta circunstancia tuvieron una particular actuación los Skyhawks que tenían la capacidad de reabastecimiento en vuelo.
El conflicto dejó unas Fuerzas Armadas Argentinas completamente debilitadas tanto en sus equipos, como en el personal y en su moral. Perdió supremacía en la región y con una desprestigiada cúpula militar, las inversiones y gastos militares fueron anulados hasta el presente, ya que los sucesivos gobiernos fijaron como política de estado, no tener hipótesis de conflictos y resolver todo por vía diplomática.
Quedó establecido que la superioridad de entrenamiento de los recursos humanos es decisiva para la victoria. Fue el principio del fin de los ejércitos de recluta obligatoria, un proceso de desaparición aún en curso, y el disparadero de los ejércitos profesionales de voluntarios altamente especializados. Dicho en otras palabras: se pudo comprobar que era mucho más efectivo contratar tropas profesionales como hizo Gran Bretaña, que mantener un ejército regular sobre la base de reclutas de un servicio militar obligatorio.

Consecuencias políticas [editar]

Monumento conmemorativo a los caídos argentinos en la Guerra de las Malvinas en Ushuaia (Argentina).
Desde la Guerra de las Malvinas, ninguna nación ha osado disputar a una gran potencia una posesión colonial. Desde este punto de vista, el conflicto contribuyó a un mayor grado de estabilidad internacional, pero también al reforzamiento de políticas neocoloniales que aspiran a modificar el statu quo por medios más sutiles.
La guerra empeoró aún más la situación económica argentina y significó un severo golpe para la moral del país, del que tardaría mucho en recuperarse. Leopoldo Galtieri cayó en desgracia y tuvo que renunciar a la presidencia a los tres días de la derrota, siendo sustituido por Alfredo Oscar Saint-Jean, que a su vez fue suplantado dos semanas después por Reynaldo Bignone. Pero la Junta Militar estaba herida de muerte. Un año y medio después el último militar entregaba el poder a Raúl Ricardo Alfonsín, primer presidente elegido democráticamente desde el golpe de Estado de 1976.
El sector de la sociedad que antes se había girado siempre a los militares para que «enderezaran» las cosas cuando éstas iban mal comenzó a pensar que éstos carecían en realidad de habilidades políticas, con lo que la mentalidad golpista fue disolviéndose en Argentina durante los siguientes años.
En el Reino Unido, la victoria sacó al gobierno de Margaret Thatcher del agujero en que se encontraba por sus duras políticas sociales de corte neoliberal y ganó las elecciones de 1982 con la más amplia mayoría que había tenido un candidato desde 1935. Esto le permitió afrontar con mucha fuerza todos los conflictos con amplias capas de la población derivados de las políticas mencionadas que se produjeron en los años subsiguientes y seguir en el poder hasta 1990.

"Qué pasó con el chocolate que le envié a un soldado". Detalle de la portada de una revista Gente de 1982: Investigación sobre el destino incierto de las donaciones argentinas al Fondo Patriótico.[2]
La Guerra de las Malvinas significó el final, en la práctica, del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), pues el más poderoso de sus componentes, Estados Unidos, decidió deshonrarlo de facto para aliarse con la otra parte en el conflicto. También significó un fracaso para la ONU y para la diplomacia de numerosas naciones.
Por el contrario, la Guerra de las Malvinas reforzó la «relación especial» entre Estados Unidos y el Reino Unido, dando lugar a un atlantismo extremo que en tiempos recientes ha significado profundas divisiones en el proceso de construcción de la Unión Europea. No obstante, Estados Unidos votó en noviembre de 1982 a favor de una resolución de Naciones Unidas instando a las partes a renegociar el conflicto. Por su parte, el resto de países de la Unión Europea levantó las sanciones a Argentina en cuanto la guerra hubo terminado.
En la actualidad, las relaciones entre Argentina y el Reino Unido pueden calificarse de regulares. Hay un «paréntesis de silencio» sobre la cuestión malvinense. En 1985 Londres concedió a los habitantes el derecho a la autodeterminación; teniendo en cuenta que éstos son y se sienten británicos en su inmensa mayoría, no parece que signifique gran cosa. En 1990 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países. En 1999 desapareció del aeropuerto de Buenos Aires el cartel «Las Malvinas son nuestras». En 2001, el Primer Ministro británico Tony Blair visitó oficialmente Argentina. Los archipiélagos siguen en las mismas manos que estaban el día anterior al inicio del conflicto. Las relaciones bilaterales son igualmente cordiales, aunque los sucesivos gobiernos argentinos desde la guerra no cedieron jamás en su reclamo.

Los secretos sin contar [editar]
Usualmente los gobiernos suelen mantener secretas durante 25 ó 30 años ciertas informaciones delicadas para la opinión pública. En el caso de las informaciones clasificadas en manos de la corona británica acerca de la Guerra de las Malvinas, una vez finalizado el conflicto, «el gobierno de ese país decretó que su publicación sólo podrá realizarse en el año 2082».
En el año 2005, en el programa Informe Especial[3] salió a luz el apoyo que Chile le prestó al Reino Unido. Uno de los miembros de la Junta Militar de Chile, el General Fernando Matthei, afirmó que Chile apoyó al Reino Unido. Aviones británicos con insignias chilenas sobrevolaban la patagonia chilena y usaban bases chilenas como centros de operaciones. Además un gran número de soldados chilenos se trasladaron al sur de Chile a las Fronteras, alarmando a Argentina y provocando que tropas argentinas se trasladaran a esa zona. Finalmente se supo que Chile había ayudado a Reino Unido porque en caso de una victoria argentina, el próximo objetivo serían ellos, dado que saldrían fortalecidos de la guerra y volverían a reflotar el conflicto por las islas Nueva, Picton y Lennox (Operación_Soberanía), con el cual ambos países estuvieron a pocas horas de una guerra en 1978.
Se supo también que Perú, gobernado en esos años por Fernando Belaúnde Terry, no sólo apoyó a Argentina diplomáticamente sino también militarmente y con acciones de inteligencia, pertrechos militares y medicinas. Además Perú movilizó su flota naval al sur, frontera que comparte con Chile, con el propósito de neutralizar el movimiento militar chileno a la Patagonia. Las fuerzas armadas Peruanas estaban listas para entrar en acción si Chile tomaba parte del conflicto[cita requerida]. Perú fue uno de los pocos aliados de Argentina que la apoyó abiertamente durante el conflicto.

La amenaza nuclear contra Argentina [editar]
En diciembre de 2005 Ali Magoudi, psicoanalista del presidente francés François Mitterrand entre 1982 y 1993, escribió un libro[4] en el que entre otras cosas, afirmó que el presidente francés le había revelado que durante la guerra de las Malvinas, la primer ministro británica, Margaret Thatcher, amenazó con lanzar una ataque nuclear contra Argentina si Francia no le cedía los códigos de desactivación de los misiles Exocet que le había vendido a Argentina. El pasaje en cuestión explica:
Qué mujer más terrible, esta Thatcher. Con sus cuatro submarinos nucleares destacados en el Atlántico sur, amenaza con lanzar misiles nucleares contra Argentina, a menos que le proporcione los códigos secretos que dejarían sordos y ciegos a los misiles que les vendimos a los argentinos.
Cuestionado sobre la veracidad de la afirmación de Mitterrand, Magoudi insistió en que todas las citas atribuidas a Mitterrand en el libro son auténticas, pero que no puede garantizar la veracidad de las afirmaciones del presidente.
Dos años tras la guerra, el Partido Laborista británico inquirió si el Reino Unido había enviado un submarino a la isla Ascensión como apoyo para un ataque nuclear contra la ciudad de Córdoba en caso de que la guerra fuese mal. Los almirantes a cargo de la Armada Real lo negaron.[5]

El uso de cargas de profundidad nucleares [editar]
En 2003, el Reino Unido reconoció que su flota durante la Guerra de las Malvinas había contado con cargas de profundidad nucleares. El Ex-presidente argentino Néstor Kirchner exigió que el Reino Unido presentara disculpas a la Argentina por "el lamentable y monstruoso acto" de desplegar armas nucleares en sus buques de guerra.[6]

Referencias [editar]
Juan José Fernández Martín, Fragata Álvaro de Bazán, cuestión de tecnología, nº 18 de Fuerza Naval, MC Ediciones, Valencia, febrero de 2004.
Calvo, Pablo (03). Grupo Clarín (ed.): «El oro de Malvinas: cómo se esfumó la mayor colecta de la historia argentina». Zona (suplemento del Diario Clarín). Consultado el 28 de marzo de 2009.
"Informe Especial" de Televisión Nacional de Chile.
Rendez-vous: La psychanalyse de François Mitterrand (ISBN 2-02-029760-4)
Margaret Thatcher Threatened to Use Nukes During Falkland Islands War News Max, November 21, 2005.
Argentina demands UK nuke apology, CNN News, December 7, 2003.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Consecuencias_de_la_Guerra_de_las_Malvinas"
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